Había dormido demasiado, pero me levante cansada, asi que decidí no salir, y sonó mi móvil, y me pregunto que donde estaba, y no le quería decir que estaba en casa, y tampoco que mi bote de helado de chocolate la había ganado la batalla a mis ganas de salir, pero se lo dije. Y de repente estaba en mi sofá, con su mano en mi rodilla, y me pidió una cuchara, pero de repente ya no necesitaba cuchara, y yo tenia en cada rincón de mi cuerpo chocolate, y su mano ya no estaba en mi rodilla si no en mi entrepierna, y yo tampoco necesitaba cuchara...
No recuerdo mucho mas, solo se que al día siguiente María, la señora que limpia mi casa, me miro un tanto extraño cuando vio mis sabanas llenas de helado de chocolate.
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